Vinos Mexicanos.
Este comentarista criticón ha venido insistiendo, desde hace mas de 30 años, que si realmente queremos hacer que en nuestro país florezca el vino mexicano y llegue a ocupar el lugar que le pertenece en el mundo, debe actuar según y conforme las circunstancias se lo exijan.
Hoy, víctimas de la comercialización de los restaurantes, en donde lo importante es que consuman aunque no se defienda un producto nacional, al fin que ya estamos globalizados, se privilegia en las cartas de los restauradores los vinos extranjeros baratos en los que, sin duda, podemos encontrar vinos agradables al olfato, al gusto, a la digestión y al bolsillo.
Mientras tanto, los vinos mexicanos se pierden en las cartas de vinos de los restaurantes al resultar, muchos de ellos, bastante más caros que los vinos de otras partes del mundo. Vinos argentinos, chilenos, sudafricanos, australianos y, ahora en franca competencia, hasta vinos franceses y españoles que resultan mucho más económicos que los nuestros.
Problema de precio y, también, de presentación, pues poco nos hemos interesado en embotellar en medidas de media botella (375ml).
¿Qué pasaría si los vinos mexicanos fueran vendidos en los restaurantes mexicanos solamente con un 10% a un 30% de sobreprecio?; ¿por qué no copiar de La Mansión que ofrece a sus clientes recibirlos con sus botellas de vino, sin pagar descorche, y lo popularizamos SOLAMENTE PARA VINOS MEXICANOS?.
Nuestros productores bien podrían fomentar sus productos haciendo campañas PARA EL VINO MEXICANO, con ofertas en los restaurantes que los estén apoyando, regalando o vendiendo a precios super especiales botellas de vino de cortesía o de oferta, para las que se aplicara parte del precio que el consumidor pagara por ellas en beneficio del restaurante, de tal manera que el productor recuperara sus costos y el restaurante se beneficiara de la parte que el vitivinicultor compartiera con él.
Ideas sobran, pero voluntades faltan; y mientras tanto vemos en nuestros restaurantes las mesas ocupadas por botellas de refrescos gaseosos que perjudican el gusto, el bolsillo y la salud, pues resultan ser demasiado dulces para acompañar los platillos, cambiando la percepción de quien los bebe, son caros en comparación con lo que podrían ser los vinos de mesa si los avbaratamos, y dañan frecuentemente la salud, desde los dientes hasta nuestro sistema digestivo en su conjunto.
Bebamos vino, sí, pero que los productores se pongan las pilas y que los restauradores piensen en su público en vez de pensar solo en el negocio.
Y ahora, solo para iniciar la página de las recomendaciones, un buen vino mexicano:
Macouzet Cabernet/Merlot 2001
Cabernet Sauvignon 60 %, Merlot 40 %
Valles de Guadalupe y San Vicente
Color rubi obscuro, aromas a cereza, fruta roja, cafe y tabaco. Elegante y estructurado al paladar, fruta madura sobre un fondo de cafe y cacao, reminiscencia a la crianza en barricas de roble frances, equilibrado en taninos, acidez y alcohol, con larga persistencia gustativa.
Recomendado para su maridaje con una amplia gama de platillos, desde carnes rojas, piezas de caza (venado en su jugo), pescado condimentado o a la parilla, quesos suaves. Búsquenlo, pregunten por él, comparen su precio y su calidad y, ya que los restaurantes no quieren que su clientela gustemos de nuestros vinos, tomémoslo en casa; les va a satisfacer.
Este comentarista criticón ha venido insistiendo, desde hace mas de 30 años, que si realmente queremos hacer que en nuestro país florezca el vino mexicano y llegue a ocupar el lugar que le pertenece en el mundo, debe actuar según y conforme las circunstancias se lo exijan.
Hoy, víctimas de la comercialización de los restaurantes, en donde lo importante es que consuman aunque no se defienda un producto nacional, al fin que ya estamos globalizados, se privilegia en las cartas de los restauradores los vinos extranjeros baratos en los que, sin duda, podemos encontrar vinos agradables al olfato, al gusto, a la digestión y al bolsillo.
Mientras tanto, los vinos mexicanos se pierden en las cartas de vinos de los restaurantes al resultar, muchos de ellos, bastante más caros que los vinos de otras partes del mundo. Vinos argentinos, chilenos, sudafricanos, australianos y, ahora en franca competencia, hasta vinos franceses y españoles que resultan mucho más económicos que los nuestros.
Problema de precio y, también, de presentación, pues poco nos hemos interesado en embotellar en medidas de media botella (375ml).
¿Qué pasaría si los vinos mexicanos fueran vendidos en los restaurantes mexicanos solamente con un 10% a un 30% de sobreprecio?; ¿por qué no copiar de La Mansión que ofrece a sus clientes recibirlos con sus botellas de vino, sin pagar descorche, y lo popularizamos SOLAMENTE PARA VINOS MEXICANOS?.
Nuestros productores bien podrían fomentar sus productos haciendo campañas PARA EL VINO MEXICANO, con ofertas en los restaurantes que los estén apoyando, regalando o vendiendo a precios super especiales botellas de vino de cortesía o de oferta, para las que se aplicara parte del precio que el consumidor pagara por ellas en beneficio del restaurante, de tal manera que el productor recuperara sus costos y el restaurante se beneficiara de la parte que el vitivinicultor compartiera con él.
Ideas sobran, pero voluntades faltan; y mientras tanto vemos en nuestros restaurantes las mesas ocupadas por botellas de refrescos gaseosos que perjudican el gusto, el bolsillo y la salud, pues resultan ser demasiado dulces para acompañar los platillos, cambiando la percepción de quien los bebe, son caros en comparación con lo que podrían ser los vinos de mesa si los avbaratamos, y dañan frecuentemente la salud, desde los dientes hasta nuestro sistema digestivo en su conjunto.
Bebamos vino, sí, pero que los productores se pongan las pilas y que los restauradores piensen en su público en vez de pensar solo en el negocio.
Y ahora, solo para iniciar la página de las recomendaciones, un buen vino mexicano:
Macouzet Cabernet/Merlot 2001
Cabernet Sauvignon 60 %, Merlot 40 %
Valles de Guadalupe y San Vicente
Color rubi obscuro, aromas a cereza, fruta roja, cafe y tabaco. Elegante y estructurado al paladar, fruta madura sobre un fondo de cafe y cacao, reminiscencia a la crianza en barricas de roble frances, equilibrado en taninos, acidez y alcohol, con larga persistencia gustativa.
Recomendado para su maridaje con una amplia gama de platillos, desde carnes rojas, piezas de caza (venado en su jugo), pescado condimentado o a la parilla, quesos suaves. Búsquenlo, pregunten por él, comparen su precio y su calidad y, ya que los restaurantes no quieren que su clientela gustemos de nuestros vinos, tomémoslo en casa; les va a satisfacer.
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